1857 Un par de días más tarde me cruzo con unos graneros algo grandes apartados de la carretera y me pregunto para qué ser- virán. Tras mirar un poco alrededor y ver la plantación de tabaco comienzo a imaginarme para qué se pueden usar. Me dirijo a una pequeña granja y pregunto a la primera persona que me cruzo. Y resulta que pregunté a la persona adecuada. Miguel me explica que el granero pertenece a una pequeña granja y que se utiliza para secar las hojas de tabaco, y que había tenido suerte, ya que los graneros estaban llenos de hojas de tabaco para secarse. Migu- el y su padre me enseñan de buena gana el granero y me explican cómo se cuelgan las hojas de tabaco para secarlas. Sobra decir que no tardé en sacar mi cámara para fotografiarlo todo. También aquí me invitan a quedarme. Ya por la tarde retomo mi camino, no sin antes ser obsequiado con un par de puros buenos. Esto me pasa muy a menudo en Cuba y disfruto del momento y del privi- legio de tener tiempo.